Allá por el siglo VI antes de Jesucristo, en el lejano oriente, mientras los pensadores griegos más antiguos dicutían sobre las cosas que les rodeaban, nació Confucio, conocido por ser uno de los grandes pensadores y fiolosofos de la filosofia oriental. Se consideraba como un aristócrata que adoptó una vida de sabio viajero tratando de difundir su mensaje y sus doctrinas: las del Confucianismo, la escuela más antigua del pensamiento chino de la cual él fue el primer divulgador. Fue un ejemplo de moralidad, siguiendo las doctrinas del Tao, y la doctrina del Yin y el Yang, la parte buena y la parte mala de las personas.

Confucio es popularmente conocido a día de hoy por sus frases y citas morales. De hecho cuando alguien da un ejemplo o pronuncia una frase de Confucio, sin saberlo lo cataloga como ‘proverbio chino’. No mucha gente conoce al pensador chino en nuestra cultura occidental, ya que era antimaterialista, visión totalmente opuesta a la de nuestros días donde lo material en muchas ocasiones no supera aspectos que en la época de Confucio tenía valores muy virtuosos y ahora apenas se tienen en cuenta. El filósofo defiende al ser humano como un ser social y no aislado, se pronuncia que las personas que compartimos este mundo, no lo vivimos en sociedad sino en familia. Propone en aceptar el dolor y transformarlo de cualquier forma ya que no puede ser evitado por nada del mundo.
Atendiendo a muchos casos, Confucio siempre ha sido una vía de escape para personas que se encontraban en una situación muy mala tanto económicamente como moralmente, como espiritualmente y como cualquier situación. Las frases de Confucio nos ayudan a afrontar las cosas con un punto de vista distinto, donde se ven las cosas más claras y con más optimismo. ‘La paz interior solo se encuentra en el autocococimiento absoluto’. Todos en esta vida deseamos por encima de las cosas encontrar la paz interior que nos hace felices.